Un paro inútil y poco serio

Un análisis del paro realizado ayer por la respetable editorial de diario ámbito financiero

Opinión26/06/2018LUJAN365LUJAN365
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Costo imperdonable: Según el cálculo del Ministerio de Hacienda, las pérdidas que generó el paro general de ayer alcanzarían los u$s1.000 millones, fundamentalmente por las consecuencias de paralizar el transporte de pasajeros, cargas, la actividad financiera y el comercio. El cálculo, bastante certero, se tomó basándose en el porcentaje de las actividades más afectadas sobre el PBI, distribuido por la totalidad de los días hábiles en el año. Sólo en el comercio, según CAME, las pérdidas en la facturación del sector comercial por el paro de la CGT fueron de $9.745 millones, lo que implica "una pérdida muy fuerte dada la situación delicada del comercio pyme".

Ese dinero representa, por ejemplo, casi el 10% de lo que el país necesita para cerrar su déficit fiscal. O casi un mes de políticas sociales dentro de las AUH. O gran parte de los créditos que requieren estos días las pequeñas y medianas empresas para poder acceder a la liquidez necesaria para cumplir con los aguinaldos que deben pagarse desde esta misma semana. O el 5% del ajuste fiscal que el país (gobierne quien gobierne) debe cumplir para poder lograr el equilibrio entre ingresos y gastos que permita, en serio, enfrentar la inflación actual de casi 30%, el único, verdadero y gran problema que los trabajadores tienen en la Argentina de hoy para poder progresar. InterClub1200x350
Soberbia: Al comenzar el Gobierno de Mauricio Macri, Hugo Moyano mantenía con el Presidente una actitud más que amistosa, fruto de la relación que ambos habían construido cuando el primero era jefe de Gobierno porteño y el líder camionero, opositor número uno de Cristina de Kirchner. Su separación del jefe de Estado no se dio por cuestiones de política económica, sindical o social. Se dio porque Moyano y su familia entienden que las causas judiciales que lo acucian, y que podrían llevarlo a prisión, fueron orquestadas por el oficialismo.

Nada nuevo de parte del camionero. Lo mismo hizo con Carlos Menem, Fernando de la Rúa, Eduardo Duhalde y el kirchnerismo. Comenzar como aliado y terminar como opositor rabioso asociado con aquellos que antes combatía. Ahora, enardecido, toma la bandera de la rebelión y brama que "a este Gobierno le es muy difícil que puedan traer soluciones, son un instrumento del poder, porque se han entregado al FMI. No es un co-gobierno, es un gobierno del Fondo". Se despachó, además, afirmando que antes "la gente no pasaba las necesidades que pasa ahora. Hasta se animó a dar marcha atrás con Cristina de Kirchner al afirmar ayer que con ella "comía todo el mundo y ahora hay gente que no come". Sólo basta recordar lo que Moyano aseguraba hace sólo tres años para saber que su rabieta actual es, como mínimo, poco seria. 

Interna: El verdadero motivo del paro de ayer es, en realidad, la interminable y destructiva interna dentro del sindicalismo argentino; fruto de décadas de demagogia, absolutismo y falta de transparencia legal. Ese mundo, donde las figuras se repiten por décadas sin dar respuestas de avances institucionales y progresos laborales reales ante la sociedad con un agobiante monopolio de la representatividad sindical; vive hoy internas múltiples que crean temor en la resistencia de los eternos popes. Las embestidas contra la CGT ortodoxa de parte de Moyano fueron ayer directas. "Esperemos a ver qué hace la CGT; ellos hablan de diálogo, pero ¿para qué? ¿para llegar a la situación en la que estamos hoy? Es una tomada de pelo; espero que la CGT no caiga nuevamente en esa situación, sino todos los esfuerzos y sacrificios que se hacen para una medida importante no van a servir para nada" dijo el camionero; alertando a sus ex socios que en su mundo ya no hay siquiera posibilidades de dialogo con un gobierno que, con sus errores y aciertos, fue elegido democráticamente para dialogar. La misma CGT también sufre dentro de sus estructuras la embestida de sectores de izquierda que dinamitan su poder y la impulsan a mostrar posiciones cada vez más radicalizadas. Exactamente todo lo contrario que necesitan los trabajadores argentinos, quienes compiten por tener la tasa de afiliación sindical más baja a nivel mundial. 

Errores: El Gobierno, al mismo tiempo, debe repensar los caminos de negociación con el sindicalismo. Tras un comienzo alentador, el último año fue desinflando toda expectativa de un dialogo con el sindicalismo clásico que abriera la puerta a la imprescindible reforma laboral. Hubo un principio de acuerdo, al que hasta Moyano había dado su bendición, para bajar inclusive en el costo indemnizatorios y una comenzar a discutir una rebaja de aportes. Tras el avance de la Justicia sobre el camionero toda esa armonía se perdió. Tampoco la CGT pudo mantener conversaciones civilizadas sobre esos temas en los que Moyano, ahora por propia supervivencia, les corría la línea todos los días. El gobierno no tuvo el toque para salvar las negociaciones de su nuevo enemigo Moyano, quien ademas pasó a disputar poder en el juego de reconstrucción de una nueva CGT que se relanza desde ahora. De esa imprescidible reforma laboral que , se insiste, tenía apoyo sindical, solo quedó con chances de ser ley el blanqueó laboral y la norma que crea una agencia que definirá qué procedimientos medicos van a entrar en el PMO y cuales no. Con eso se evita el boom de juicios a obras sociales y los sindicalistas lo esperan tanto como los particulares. Y el gobierno se la va a dar, como le dió hace 10 días un decreto para distribuirles entre $ 4500 y $6000 millones del Fondo Solidario de Obras Sociales. El macrismo pagó entonces la negociación y al día siguiente la mesa de la CGT confirmó el paro. Cristina de Kirchner los tuvo esperando por años y les liberaba en cuenta gotas esos fondos al punto que llegío a acumular una deuda de $ 10.000 millones. En otras palabras, entregó todo a cabio, aún, de nada. Y todo ante el sector más desprestigiado del país Estrategias que se deberían aprender. 

Bestialismo antidemocrático: El primer orador del acto de ayer organizado por la izquierda fue Rubén "Pollo" Sobrero, secretario general de la Unión Ferroviaria Seccional Oeste. El líder, acostumbrado a enloquecer periódicamente a los pasajeros usuarios de trenes del oeste, desnudó la verdadera intención de, al menos, un sector de los organizadores del paro de ayer. "Vamos a seguir empujando por esa huelga de 36 horas, por un plan de lucha para que caiga el Gobierno. Vamos por tirar abajo todos los planes de esta derecha de mierda y de todos sus cómplices. Hay que echar a la mierda al gobierno de Macri". Aunque pasen las décadas, la izquierda, evidentemente, sabe que las posibilidades de llegar al poder con elecciones democráticas y respetuosas de las instituciones, es una utopía. 

Ganadores: Siempre, inevitablemente, hay alguien que gana en días como ayer. En este caso fueron los transportes alternativos, e ilegales, Uber y Cabify, que ante la decisión de parar del transporte legal multiplicaron sus demandas y fueron el mecanismo ideal para moverse ayer por la ciudad. Se estima que entre ambas compañías el uso de cuadruplicó. Lo mismo ocurrió con los taxistas que se rebelaron ante el siempre cuestionado Omar Viviani.

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