Alcohol Cero al volante: ¿Qué estamos esperando?

La iniciativa que impulsa la ANSV busca dar un mensaje claro sobre los riesgos de conducir bajo los efectos del alcohol, presente en 1 de cada 4 siniestros viales.

Opinión 02/02/2022 Pablo Martínez Carignano (*)
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Control de alcoholemia Mendoza

Las estadísticas son claras: de cada cuatro siniestros viales con fallecidos, en al menos uno el alcohol está presente. Lo vemos en las noticias todas las semanas o conocemos a alguien que le pasó. Todos sabemos que el alcohol al volante solo produce pérdidas irreparables para muchas familias. Más allá de todo lo que pueda decirse -por falta de información o por defensa de intereses particulares-, sumado a los mitos y falsas creencias sobre los efectos del alcohol en la conducción, la única verdad es que año tras año, los conductores en estado de ebriedad provocan una gran cantidad de siniestros viales con consecuencias mortales.

Hace casi 10 meses, en abril de 2021, desde la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), organismo del Ministerio de Transporte, presentamos ante el Congreso de la Nación un proyecto de Ley de Alcohol Cero al volante para todo el territorio nacional. El texto fue elaborado junto al Ministerio de Salud, la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (SEDRONAR) y asociaciones de familiares de víctimas de tránsito, y firmado por el diputado Ramiro Gutiérrez y el exdiputado Facundo Moyano, convencidos de que se trata de una iniciativa que puede marcar un antes y un después en materia de seguridad vial en la Argentina. Actualmente, la normativa rige en 9 provincias y en varias ciudades del país.

Este proyecto de ley, que está a la espera de ser tratado en la Cámara de Diputados, busca que en Argentina quien haya bebido alcohol no pueda conducir un vehículo, así como sucede con los conductores profesionales hace 25 años. En los últimos meses, instituciones como la Organización Panamericana de Salud (OPS), la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y 53 entidades nucleadas en el Foro de Sociedades Científicas, Organizaciones de la Sociedad Civil y Universidades se manifestaron a favor de que exista una ley de alcohol cero al volante en nuestro país.

En cuanto a la opinión pública, distintas encuestas también demuestran el apoyo de la sociedad a la tolerancia cero de alcohol en la conducción. Por ejemplo, la ANSV publicó en noviembre del año pasado una encuesta en Mendoza, San Juan y en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, donde 8 de cada 10 personas dijeron estar de acuerdo con que se establezca el límite cero para el alcohol al conducir. En diciembre, un estudio revelado por la Universidad de San Andrés realizado en 8 regiones del país, y de acuerdo a las iniciativas propuestas por el Gobierno Nacional, el 90% de los encuestados dijo estar a favor de una ley de alcohol cero al volante.

Por citar un ejemplo de su aplicación, en Uruguay -que tiene Ley de Alcohol Cero al volante desde finales de 2015- un estudio realizado por integrantes de la Fundación Gonzalo Rodríguez, y publicado en la Revista Médica del Uruguay, determinó que la normativa generó una disminución de siniestros viales en el corto plazo y hasta un 37% menos de víctimas fatales. Además, no provocó ninguna merma o cambio significativo en el consumo de bebidas alcohólicas en el país.

El objetivo de esta ley es reducir la cantidad de muertos y heridos en siniestros viales provocados por conductores ebrios. No está en contra de ninguna industria y no busca un país de abstemios. Solo busca que quien haya tomado no maneje un vehículo y, de esa forma, salvar muchas vidas. El Congreso de la Nación es el ámbito adecuado para que sea debatido un proyecto que tiene como fin mejorar la seguridad vial de todas y todos los argentinos.

(*) Por Pablo Martínez Carignano, director ejecutivo de la Agencia Nacional de Seguridad Vial

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