OBESIDAD INFANTIL: UNA RESPONSABILIDAD ADULTA

Los niños y niñas son un reflejo de lo que se habla, dice y respira en el hogar. Los hábitos alimentarios y sus consecuencias proyectan de manera directa esta problemática

Salud y Bienestar08/07/2024LUJAN365LUJAN365
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“Te voy a llevar al médico y a la nutricionista, has engordado mucho” sentencian los padres de Micaela de 9 años, mientras el papá come snacks procesados, y la mamá matea con tortitas como todas las tardes. … “¿Otra factura más te vas a comer?¡No les vas a dejar nada al resto de los chicos del cumple!”, ríe el hermano mayor de Ariel de 11 años, mientras se toma una cerveza más con el asado…


Lo que parece una exageración es más común y normal de lo que se piensa. Tanto es así que las frases, además de humillar y hacer mella en la autoestima de los hijos más pequeños, contrasta con una postal nada alentadora en donde son los adultos quienes deben revisar, rever y cambiar hábitos, para poder ayudar a la salud integral de sus hijos, en cuanto a buena alimentación se refiere.

 Como bien explica el doctor Pujol, médico clínico especializado en obesidad “antes que nada es fundamental cuando se habla de obesidad, asumir que estamos hablando de una enfermedad. Somos de los pocos países del mundo que no reconoce aún la obesidad como enfermedad. De todas formas, más que de obesidad infantil deberíamos hablar respecto de padres que engordan chicos”.

- ¿En qué sentido?

Solemos escuchar en consultorio madres y padres que sostienen “mi hijo/a está gorda/o, por eso la mandé al nutricionista. El mensaje en realidad es que no se tiene que enviar a nadie a ningún médico, sino entender que los padres y madres han sido los responsables de haber engordado a ese niño/a. Ningún chico/a nace con plata, ni con la decisión de lo que va a comer o de qué manera se va a alimentar. Ningúno sabe qué significa comer mucho o poco, sino que van a adoptar las costumbres de lo que ven, y les dan desde la casa.

- ¿Qué porcentaje de la población argentina sufre de este problema?

 El 60 % sufre de obesidad. No sólo es mucho, sino que es preocupante lo que se proyecta o traslada desde la casa. Si sumamos las palabras que suelen acompañar los comportamientos adultos de los grandes a los chicos, es doblemente preocupante, ya que construimos realidad con lo que les decimos a los hijos. La responsabilidad adulta de lo que se le da de comer en cuanto a salud y nutrientes corre por cuenta de los grandes. El niño o niña no nació con la obesidad como enfermedad, fueron los hábitos adultos, y la forma de tratar los temas los que hicieron caer en esta consecuencia.

- ¿Qué aconsejarías a los padres?

 Primero que entiendan que, si le sirven a su hijo un plato de comida y tiene hambre, va a comer lo que se le dé. No otra cosa. Por otro lado, son muchos padres traen a sus hijos a consultas para que adelgacen, y ellos/as mismos/as son obesos. De ahí que el problema no es de los hijos sino de los adultos.

Y en tercer lugar, entender que no hay comidas malas o buenas, ni dietas, sino hábitos saludables que tienen que enseñarse con el ejemplo, disfrutando de otras cosas seductoras, pero sin caer en el hábito de que esas comidas menos saludables, y calóricas sean lo que se coma a diario. Equilibrio, y coherencia con lo que se pide a los niños, y la responsabilidad adulta de predicar con el ejemplo.

Cada Día entrevistó al profesional. Mirá la entrevista completa HACIENDO CLICK AQUÍ

FUENTE: CANAL 9 TELEVIDA

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