Cómo abordar el acoso escolar

En este artículo se ofrecen algunas de sus características principales, sus formas de expresión, y en especial alertar acerca de la relación con las nuevas tecnologías- en el caso del ciberbullying o ciberacoso.

Consejos 06 de mayo de 2018 Lic. Nadia Gómez Paiva (*)
acoso

El dos de mayo es el día internacional contra el acoso escolar. Es fundamental concientizar a padres, miembros de la comunidad educativa y de la sociedad en su conjunto respecto a esta forma de violencia entre pares.

El acoso escolar o en inglés “bullying”, es una conducta agresiva e intencionada llevada a cabo por un grupo o un individuo repetidamente y a lo largo del tiempo contra una víctima. Es una forma de abuso que está basada sobre un poder desequilibrado, ya que la víctima se siente incapaz de defenderse de los ataques. Características:

  • Es intencional: de uno/a o varios/as compañeros/as hacia otro/a para causar dolor y sufrimiento.
  • Relación desigual o desequilibrio de poder: la víctima se percibe vulnerable, desprotegida y sin los recursos del agresor o de la agresora.
  • Repetida y continuamente: no es un episodio aislado. Es constante y sistemático.
  • En relación de pares o iguales: entre estudiantes/ compañeros.

El acoso escolar se expresa de modo directo, es decir ataques físicos o verbales cara cara, o de modo indirecto, a través de conductas que promuevan el aislamiento o ataque hacia la víctima, generando su exclusión y maltrato. Más adelante se describe el ciberacoso como ejemplo de esta forma de maltrato.

¿Quiénes participan? La víctima de acoso, los victimarios y los observadores o testigos.

Respecto a las víctimas de bullyingse han evidenciado consecuencias emocionales y psicológicas como baja autoestima, ansiedad, sentimientos de soledad y tristeza. La persona víctima de acoso escolar puede además tener consecuencias en su alimentación, sus hábitos de sueño, presentar problemas digestivos, dolores de cabeza, entre otros.

A nivel social, en lo relativo a lo escolar estar desmotivados, aislados, silenciosos, faltar a clases, ver afectado su rendimiento escolar y un profundo rechazo hacia su institución escolar. Lo que respecta a la familia y otras redes, puede que comience a ser menos comunicativo, alejarse de personas de confianza, abandonar actividades extraescolares.

Las dos consecuencias más profundas son las decisiones extremas, como autolesionarse e inclusive ideación, intención o actuación suicida. La otra menos visible, pero muy dañina es la culpabilización: sea porque la víctima cree que merece lo que le hacen, o porque su entorno no es capaz de intervenir ante lo que sucede, en una especie de “revictimización”, al no instrumentar medios de intervención ante el acoso, negándolo, evadiéndolo o no siendo eficaces las acciones que se toman.

Los victimarios presentan en general características en común: suelen ser impulsivos, tienen capacidad de influenciar otras personas, dificultades en su autocontrol y en la tolerancia a los fracasos. No seleccionan sus víctimas al azar, lo hacen debido a ciertas características de la víctima que “molestan” o incomodan- en ocasiones por sentimientos de inferioridad- al victimario sea por diferencias de raza, peso, cabello, intereses particulares: gustos musicales, hobbie, vestimenta, nacionalidad, tener algún tipo de discapacidad, religión, inclusive por poseer ese compañero- víctima del acoso- alguna cualidad que se destaque, como el buen rendimiento escolar que puede hacer peligrar el liderazgo o capacidad de influencia que posee el victimario.

Respecto a los observadores son participantes pasivos, en mayor medida, y pueden ser de dos tipos: observadores que apoyan al acosador o instigador con risas, aplausos, filmando los ataques. Y observadores que reprueban el acoso, pero que por temor no intervienen de modo alguno para evitarlo o frenarlo, observan en silencio. Un dato importante es que se pueden acostumbrar al acoso como forma de interacción y sufrir las mismas consecuencias que sus participantes directos. Asimismo el observador puede ser fundamental para detener el acoso, si se siente capaz de expresar a alguien lo que sucede o si se trabaja junto a ellos para que puedan comunicar y frenar lo que sucede.

Las consecuencias en la escuela, son principalmente la afección directa en su clima organizacional, tornándose un lugar inseguro para todos. Reflejándose en el malestar de los integrantes de la comunidad educativa. El acoso escolar atenta contra la paz y la armonía escolar, es un enemigo del  desarrollo saludable tanto psicológico como social de los estudiantes.

En el caso del ciberacoso o ciberbullying, surge en el marco de los avances de las nuevas tecnologías, redes sociales, uso de celulares, entre otras. Es definido como el envío y acción de “colgar, etiquetar o subir” –‘sending’ y ‘posting’ en inglés–  textos o imágenes dañinas o crueles en internet u otros medios digitales de comunicación. Sus graves consecuencias radican en que al ser un modo indirecto de acoso, empodera a los victimarios a obrar con mayor deliberación e impunidad, y poder injuriar a la víctima a través de la rapidez que caracteriza a las redes sociales. Es más difícil además la intervención de los adultos, ya que a los jóvenes su nivel de participación y manejo de internet les otorga la “legitimidad” y la seguridad que de este modo ningún adulto intervendrá en sus maltratos, se sienten en su terreno confiable de actuación. A través del simple “etiquetado”, la víctima queda expuesta ante cientos de usuarios, lo que complejiza la situación por el nivel de exposición y divulgación que adquiere en este caso el acoso.

Respecto a datos y estadísticas en Mendoza rigen desde 2014 a través de resoluciones 635 (para educación primaria) y 636 (para educación media) de la Dirección General de Escuelas, protocolos de actuación ante casos de acoso escolar. Por su parte UNICEF ha elaborado un protocolo de actuación con la intención de detectar y prevenir el acoso escolar en los centros educativos. En sus investigaciones y bajo el lema “Lo que pasa en la escuela no queda en la escuela frenemos el acoso escolar”, han podido concluir:

  • En Argentina, 4 de cada 10 estudiantes secundarios admite haber padecido acoso escolar.
  • 1 de cada 5 dice sufrir burlas de manera habitual.
  • Las consecuencias emocionales en la infancia y adolescencia condicionan nuestra vida adulta.

Por último, es importante mencionar  la importancia de la educación de los jóvenes en habilidades sociales, y fomentar la inteligencia emocional que permita el fortalecimiento del autoconocimiento, la comunicación asertiva y la posibilidad de formar parte de interacciones empáticas y cooperativas, basados en valores de solidaridad y respeto.

Las intervenciones en red que puedan articularse entre familia y escuela son fundamentales para prevenir y erradicar de nuestras instituciones escolares el acoso entre estudiantes. Por ejemplo a través de reuniones periódicas que fomenten la comunicación, realización de talleres preventivos, entre otras. Aquí un mensaje- intención como miembro de la comunidad educativa y como psicóloga promotora de salud: FRENAR EL BULLYING ES RESPONSABILIDAD DE TODOS. NO AL ACOSO ESCOLAR. LUCHEMOS JUNTOS POR ESCUELAS Y FAMILIAS QUE FORMEN Y EDUQUEN CIUDADANOS RESPETUOSOS Y PERSONAS FELICES PARA LA CONFORMACIÓN DE UNA SOCIEDAD SANA Y LIBRE DE VIOLENCIA EN CUALQUIERA DE SUS MANIFESTACIONES.

(*) La autora es Profesora y Licenciada en Psicología. Docente de educación media, psicóloga clínica. Especializada en Psicología de las organizaciones, análisis existencial y en terapia sistémica comunicacional.

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