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La Iglesia Católica celebra cada 3 de noviembre a San Martín de Porres, fraile domínico del siglo XVI que era portero y barrendero del convento en el que vivió, además de ejercer como enfermero. Por esta razón, se lo nombra como «el santo de la escoba», patrono de la justicia social y de la paz.
Según indican sus seguidores, San Martín de Porres dio testimonio de humildad y sencillez en una época en la que el origen o el color de la piel definían el trato a una persona. Estas virtudes dejaron en evidencia en qué reside la libertad y la grandeza de un ser humano.
San Martín nació en Lima (Perú) en 1579. Su nombre completo fue Juan Martín de Porres Velázquez, hijo de un noble español de origen burgalés, don Juan de Porras, y una mujer de raza negra liberta, doña Ana Velázquez, natural de Panamá.
“Yo te curo y Dios te sana” solía decir San Martín de Porres, cada vez que atendía a algún enfermo, ya que ejercía como enfermero y tenía el don de imponer sus manos para sanar. Martín fue un “mulato” admitido en calidad de “donado” por la Orden de Predicadores (dominicos), a causa de su condición de hijo ilegítimo. Se santificó, entre otras cosas, realizando los servicios más humildes, y también cuidando a enfermos y menesterosos.
San Martín de Porres -o de Porras- fue nombrado pertinentemente por el Papa San Juan XXIII como “Santo Patrono de la Justicia Social” y “Patrón Universal de la Paz” tras los peores momentos del siglo XX, en tiempos marcados por las consecuencias de las guerras y la violencia.
Con la ayuda de Dios, el santo hizo numerosos milagros, especialmente curaciones de males y enfermedades. Martín jamás se atribuyó portento alguno, sino que recordaba constantemente que él solo era un siervo, y que quien devolvía la salud era Dios.
San Martín de Porres murió el 3 de noviembre de 1639, en compañía orante de sus hermanos dominicos. El santo entregó el alma a Dios después de besar el crucifijo.
San Martín de Porres ha sido generalmente representado con una escoba en mano, símbolo de su humilde servicio. La tradición, por otro lado, hace referencia no solo a su sencillez sino a la paz que irradiaba con su presencia.
En el día de los San Martín de Porres, esta es la oración para pedir su intervención:
Señor Nuestro Jesucristo, que dijiste «pedid y recibiréis», humildemente te suplicamos que, por la intercesión de San Martín de Porres, escuches nuestros ruegos.
Renueva, te suplicamos, los milagros que por su intercesión durante su vida realizaste, y concédenos la gracia que te pedimos si es para bien de nuestra alma.
Así sea.
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