El verde, por goleada.

Una multitud a favor de la legalización del aborto desbordó el operativo de seguridad.

Argentina14/06/2018Edgardo MontiveroEdgardo Montivero
noche

Si la votación por el aborto en la Cámara de Diputados reflejara la movilización callejera, el resultado debería guardar una proporción de 9 a 1. Y tal vez algo mayor aún. La marea verde literalmente copó el barrio de Congreso.

El operativo de seguridad y la divisoria de aguas en la Plaza del Congreso quedaron totalmente desbordados por los cientos de  miles de manifestantes a favor de la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo. El contraste con el sector celeste, color que identifica a los antiabortistas, es abrumador: un pequeño grupo en la esquina de Hipólito Yrigoyen y otro frente al escenario montado a tres cuadras de allí, que en su caso no llegó a sobrepasar media cuadra de la avenida.

Tambien es notoria la diferencia entre la composición de uno y otro grupo. El verde, mayoritariamente de jóvenes y adolescentes; el celeste, algunas familias, gente mayor y pocas chicas.

El dato más llamativo fue el evidente fracaso del diseño de seguridad montado por la Policía de la Ciudad. Desde la tarde del martes se había dividido con dos hileras de vallas la Plaza del Congreso. En el costado norte se ubicarían los militantes a favor del aborto; en el sur, los opositores. En el medio y a lo largo de toda la plaza quedó conformada una “tierra de nadie” en la que se instalaría la policía para impedir el acercamiento de uno y otro grupo.

La convocatoria proaborto se fue nutriendo desde el mediodía. A las seis de la tarde, hora en la que estaba convocado el acto “por las dos vidas”, el sector verde ya había desbordado e ingresado en el celeste. Alguna poca gente con pañuelos de ese color y banderas argentinas caminaba a la par de quienes portaban los pañuelos verdes.

A lo sumo, un cura que pasaba con una bandera en la espalda debió escuchar, y lo hizo con estoicismo,  los reclamos a los gritos de un grupo de adolescentes pintadas de verde. Casi a las siete ya no había “tierra de nadie”: todo el lugar era ocupado por el verde. Como la marea avanzaba, la policía rediseñó de urgencia el operativo. Atravesó con vallas la calle Yrigoyen a la altura de Solís, para impedir el contacto entre verdes y celestes. Estos últimos se congregaron en la esquina de Yrigoyen y Entre Ríos. A lo largo de esa avenida hubo gente raleada y una algo nutrida media cuadra llegando a Belgrano, donde estaba instalado el escenario.

Fuente: Página 12

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