El costo de ser mujer

Las mujeres pagan entre un 7 y un 13 por ciento más que los hombres las versiones de artículos idénticos diseñados para ellas.

Consejos 27/03/2018 Edgardo Montivero Edgardo Montivero
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La Fundación de Estudio e Investigación de la Mujer (FEIM) comenzó una campaña en las redes sociales para denunciar que la brecha entre hombres y mujeres en el ámbito económico no sólo se limita a las diferencias salariales sino también al costo que pagan por productos de uso diario, simplemente porque fueron confeccionados para mujeres. En el caso de los productos fabricados para higiene femenina, la diferencia ronda el 13 por ciento, sobreprecio denominado Pink tax.

La campaña “El impuesto que no deberías pagar” denunció, con distintos afiches, que el Ibuprofeno genérico cuesta dos pesos más en su versión para mujeres, que las mochilas infantiles tienen un recargo de 130 pesos cuando están pensadas para las niñas y que los chupetes rosas son 16 pesos más caros que los celestes.

Otros afiches muestran que el desodorante tipo "roll on" cuesta 8 por ciento más cuando está destinado a las mujeres y que las máquinas de afeitar o depilar descartables a las mujeres les cuestan 6 por ciento más. La campaña también muestra que el desodorante "bodyspray" es casi 7 pesos más caro en su modalidad femenina, y que la colonia infantil para niñas es un 16 por ciento más cara que la de varones.

La FEIM advirtió que el sobreprecio se internalizó como algo natural y que pasa desapercibido, inclusive, para las propias mujeres. No obstante, la Fundación no duda en señalar que se trata de una cuestión de género que potencia la desigualdad entre hombres y mujeres, razón por la cual difundió una lista de los productos con Pink Tax y exhortó a denunciar la situación por twitter bajo el hashtag #nopinktax cada vez que detecte que la versión femenina de un mismo producto cuesta más que la masculina.  

“Partiendo de que la brecha salarial del 27 por ciento deja en desventaja a las mujeres, a eso hay que sumar este impuesto. Es verdad que cualquier mujer podría comprar la versión masculina, pero ellas no tienen por qué elegir un producto que no está pensado para ellas”, aseguró el departamento de prensa de la FEIM.

Si bien no existen este tipo de registros en todos los países, tras una encuesta de más de 800 productos en sus versiones “femeninas” y “masculinas”, el Departamento de Asuntos de Consumidores de Nueva York comprobó, en diciembre de 2015, que las mujeres, en promedio, pagan 7 por ciento más por los mismos productos. Vestirse, a las mujeres, les cuesta un 8 por ciento que a un hombre y el cuidado personal es hasta un 13 por ciento más caro. “En Francia se hace y la idea es que sean las mismas mujeres quienes reporten la desigualdad en los precios para que se conozca cuál es la diferencia”, concluyó la FEIM. 

Fuente: Página 12

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